En este tutorial te damos algunos consejos que puedes poner en práctica en tu cocina para ahorrar energía y reducir el coste de tus facturas de electricidad.
Para reducir tu consumo eléctrico existen prácticas simples que puedes adoptar para optimizar el uso de los aparatos eléctricos y electrodomésticos.
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Para reducir tu consumo eléctrico existen prácticas simples que puedes adoptar para optimizar el uso de los aparatos.
Empezaremos en la cocina.
Primero veremos cómo mantener y utilizar correctamente la nevera y, luego, cómo optimizar la energía al cocinar.
En primer lugar: el mantenimiento y el uso de la nevera
La rejilla de la parte posterior de la nevera desprende calor.
Si hay polvo en esta rejilla, dispersará el calor de manera menos eficaz, lo que podrá disminuir el rendimiento de tu nevera.
Así que procura mantener la rejilla de detrás de tu nevera limpia.
Separa la nevera de la pared para que el calor pueda circular libremente por la cocina a través de la rejilla.
Comprueba el grosor de la capa de hielo del congelador. Si sobrepasa los 5 milímetros, deberás descongelarlo.
Si no lo haces, la energía del congelador se centrará primero en enfriar esta capa de hielo antes que la comida.
Una vez que lo hayas descongelado, podrá consumir hasta dos veces menos energía para mantener la temperatura deseada.
También es importante que organices bien la nevera para optimizar su eficacia.
De este modo podrás incluso bajar un nivel la potencia de la nevera sin que esto altere la conservación de los alimentos.
La nevera dispone de 4 zonas de frío.
La zona más fría, con una temperatura entre 0 y 4°C grados, está en la parte más alta o en la más baja en función del modelo.
Para saber dónde se encuentra, consulta el manual del electrodoméstico o utiliza un termómetro.
Esta zona es la ideal para conservar carne, embutido, aves, pescado, cremas, platos precocinados y otros productos que se estén descongelando.
La zona intermedia de la nevera tiene una temperatura de entre 4 y 6°C.
Coloca aquí la comida casera, frutas y verduras cocinadas, carne y pescado cocinados, yogures y quesos curados.
Los cajones para las verduras mantienen una temperatura entre los 8 y los 10°C, esta es la zona más caliente del frigorífico.
Coloca aquí las frutas y verduras crudas, y los quesos poco curados.
Por último, la temperatura de la puerta de la nevera se mantiene entre 6 y 8°C.
Guarda aquí los huevos, la mantequilla, la leche y los zumos que ya estén empezados.
En segundo lugar: cómo optimizar la energía al cocinar.
Mientras cocinas, también puedes ahorrar energía.
Por ejemplo: adapta el tamaño del fogón al tamaño de tu sartén.
De esta manera, todo el calor del fuego servirá para calentar la sartén y su contenido.
Otro truco: tapa la sartén para que los alimentos se cocinen más rápido. Así disminuirás el tiempo de cocción.
Apaga el horno antes de tiempo. Puedes apagarlo varios minutos antes de que se acabe el tiempo de cocción, ya que el calor se mantendrá.
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Cuando hayas acabado de usar el horno, déjalo abierto.
Este calor servirá para calentar la cocina. Deberás tener cuidado si hay niños cerca.
También es importante mantener el horno y las juntas limpias para no malgastar la energía calentando otros restos de comida.
Espera a que se enfríe el horno antes de limpiarlo.
Tampoco es aconsejable colocar fuentes de calor cerca de la nevera.
Por ejemplo, no coloques el horno al lado del frigorífico. El calor del horno calentará el frigorífico haciendo que consuma más energía para mantener baja su temperatura.
Por último, procura limpiar el polvo y la grasa de la campana y la boca del extractor de humos para optimizar su funcionamiento.
Ahora ya conoces los eco-gestos necesarios para optimizar el consumo de energía en la cocina.
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